lunes, 12 de julio de 2010

Reseña


Los testamentos traicionados, Milan Kundera, Segunda parte

La sombra castradora de San Garta

Por: Yesid Perilla

En meses pasados, siguiendo con los planteamientos de los estándares y lineamientos curriculares en mi calidad de docente de Lengua Castellana, me embarqué en la difícil tarea de hacer leer a Kafka. En la costumbre escolar de segmentar la literatura, la Metamorfosis se encuentra en una extraña posición existencialista, con esto, ahora no solo contaba con el problema de la Metamorfosis como libro escogido para una lectura de clase, sino también con el del existencialismo. Fiel a mis principios di la pelea por la lectura de la novela. Influenciados por la presión de la nota, la mayoría de mis estudiantes se vieron obligados a leerla. Pero ahora, bajo la luz del Texto de Kundera la verdad no sé con qué interpretación queden mis estudiantes, si en el equivocado mundo de la Kafkologia o en el amplio reino de la novela.

“Al diablo con san Garta” dice el texto en la parte final, y cómo no, si Garta es el resultado de una pobre interpretación de quien posee solo buenas intenciones pero sin criterio, se vió a si mismo forzado a promocionar de la peor manera la obra de su amigo. Brod responsable de la publicación póstuma de las principales obras de Kafka, hizo conocer a uno de los más grandes escritores, lamentablemente él no corrió con la misma suerte, su novela: “El reino encantador del amor”, bodrio y tabulación caricaturesca de novela como lo califica Kundera; ejercicio pseudo literario, habría pasado inadvertido de no ser porque en él se encuentra una de las malinterpretaciones más grandes de la literatura.

Para producir el reconocimiento de Kafka, su amigo realizó conferencias, prólogos y estudios en los que ante todo se malinterpretó cada una de las obras. De esta manera Brod creaba la Kafkologia, una ciencia que inventaba a su antojo su propio objeto de estudio, un discurso de creación de Kafka como autor y personaje.

Varios fueron los caminos por los que se llegó a tal error. Kundera los evidencia, los entiende y los proyecta; el primero, trata sobre el sentido de la obra únicamente para entender la biografía, en la raíz del error, Brod busca una compresión de la vida del autor en la obra, por el contrario, Kundera explica que la novela se debe dirigir a terrenos desconocidos, que sobrepasen por mucho la realidad. Entendemos la desorientación. Brod siguió el camino, pero en la dirección equivocada, su interpretación y la obra de Kafka son diametralmente opuestas. En segundo lugar Brod, tal vez por amistad o envidia, quería hacer de su amigo un santo. Varios militantes de la kafkologia querían ver en los personajes y en esa medida en el propio Kafka una figura de sufrimiento y/o soledad, quisieron aplicar a esta obra una estrategia que aniquila el arte, hacer de toda ella una parábola moral.

Otro camino para llegar a la senda de la malinterpretación es apartar a la obra de su terreno estético. En la Kafkologia: toda la belleza del texto se ve reducida a elementos biográficos. Samsa como personaje desaparece, lo deforma la sombra del autor. Brod además ignoraba por completo la existencia del arte moderno, André Breton señalaba la trivialidad de la novela, su tonta e ingenua descripción, Kafka por el contrario un siglo antes alcanzó la realidad a la que aspiraban los surrealistas, una realidad absoluta que se supera a sí misma y se fusiona con el sueño. Realmente Kafka adelantaba a Brod por un siglo. La ultima limitación se encuentra en el campo de la crítica literaria, la kafkolofia ignora los juegos del lenguaje, las innovaciones o revelaciones de la condición humana, por el contrario se ciñe a un conjunto de interpretaciones que reduce de manera dramática los alcances de la obra.

Es evidente que al camino de la Kafkologia no se llega inocentemente, junto a los desinteresados prólogos y malinterpretaciones, el joven Brod ya había tomado otras precauciones, pues editó el diario de Kafka, de él eliminó todo tinte sexual. Para dar vida a su santo, para sustentar su error, manipuló y creyendo limpiar, mancho la historia, afortunadamente y gracias a su ceguera sus manos no alcanzaron la obra como lo señala Kundera, Kafka como innovador relata elementos sexuales en los que deja su ambivalencia, el terrible poder que encierra y a la vez su insignificancia.

La Kafkologia un error que se sostiene en sus miles de publicaciones, un lugar extraño, pequeño y miope que ha querido desaparecer a un poeta de la novela. Se opone a la idea de la lectura como viaje. los caminos por los que nos lleva Kafka son amplios, y si no alegres por lo menos verdaderos, sin prejuicios ni dobles intenciones, donde todo es extrañamente irreal, donde todo puede ser raramente posible.

Grupo de Estudio en Didáctica de la Literatura Kirikú

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